lunes, 24 de junio de 2013

Corea 2012

Hoy daremos un repasito del viaje a Corea del año pasado. ¿Por qué? Pues porque este año vuelvo a ir unas tres semanitas aproximadamente y el año pasado me prometí a empezar este Blog y al final, entre una cosa y otra lo abandoné. Este año intentaré, de verdad, ponerlo al día y contaros muchas cositas. 

Bueno, el año pasado el viaje fue un tanto extraño. Me lo pasé muy bien, ví muchas cosas, tuve momentos buenos y malos, pero lo peor sin duda fueron dos cosas:

La primera la prisa. Al ser un viaje muy caro, queríamos ver todo, y claro, eso es imposible, porque aunque Corea sea un país pequeño, las ciudades como Seúl o Pusan son ENORMES. El día solo tiene 24 horas y la verdad, es que nos faltaron muchas horas más. Acababamos muertos por la noche, y además, te entraba hasta estrés y todo. Lo bueno es, que perdimos peso, sobre todo mi padre jeje.

La segunda, la calor. Yo creía que en Sevilla en pleno julio y agosto hacía calor pero lo que no me esperaba es que en Corea también hiciera calor. Pero lo malo es que esta calor es totalmente diferente a la de nuestro país. Para que más o menos sepáis a lo que me refiero: imaginaos los 45 grados de Sevilla metidos dentro de una bolsa de plástico, y vosotros, por supuesto, también dentro de esa bolsa. Solo os diré que yo, que casi nunca sudo, allí sudé muchísimo.

Quitando estas cositas, lo demás fue bastante agradable. Lo que más me impactó fue la gente. Nos ayudaron mucho y para que veáis que no os miento, os contaré varias anécdotas. Cuando estabamos en Seúl, teníamos que llamar al móvil coreano de mi novio, ya que, ese día fuimos a su ciudad, Chuncheon. Bueno, pues fuimos a un teléfono público para llamarlo, pero con la mala suerte de que no teníamos ni idea de como usarlo, así que nos quedamos como tontos en medio de la calle parados y mirando el teléfono. Un señor mayor, que pasaba por allí tan tranquilamente con su bicicleta, se paró, vino hacia nosotros, sacó su teléfono de última generación y nos pidió el número al que teníamos que llamar, luego le pasó el móvil a mi padre y ya pudimos ponernos en contacto con mi novio. Mi padre y yo nos quedamos flipando en colores. La segunda anécdota fue en Pusan. Nosotros con la calor que teníamos no pensabamos que iba a llover, así que en ningún momento nos llevamos paraguas. Lo malo es, que en Corea en verano, existe el monzón, eso de que hace calor y llueve al mismo tiempo. Pues eso, estabamos en Pusan en un templo budistas y se puso a llover, claro, nosotros nos pusimos a correr como locos y un señor mayor que estaba por allí trabajando, vino corriendo hacia nosotros con dos paraguas suyos. Nos los dió, nos sonrió y volvió a sus quehaceres. La verdad es que esto me impactó mucho. Además de que el señor era ultra lindo...

Otra cosa que por supuesto tengo que comentar, es la comida. Estoy profundamente enamorada de la comida coreana. Adoro el picante y todas las verduras hechas al estilo coreano. La verdad es que disfruté como una enana comiendo allí, cosa que no compartieron ni mi padre ni mi madre, los pobres, lo pasaron fatal. Y sobre esto, tengo una anécdota, para variar. Un día, mi madre ya harta del picante, me pidió por favor que fueramos al Burguer King a comernos una hamburguesa, así que nos fuimos a comer allí. Cuando mi madre se pidió la comida estaba deseando meterle un bocado a su sabroso manjar, con la mala suerte de que allí ponen las hamburguesas al gusto de los coreanos... Si amigos, si, tenía picante jajajaja, me lo pasé muy bien en ese momento y me reí como una loca.

Y bueno, eso es todo por hoy, que ya es tarde y me quiero ir a dormir. Espero que os guste mi nuevo blog, y espero que esteis conmigo durante mis aventuras. Gracias, hasta la próxima.

Aquí os dejo una serie de fotos:


El metro por dentro y el tonto de mi novio xD


Un batido de "leche de banana"


La calle donde estaba ubicado mi hotel


Un cartel coreano 

No hay comentarios:

Publicar un comentario